El verano pasado hemos
estado unos días de vacaciones en Fuerteventura, isla me mar y
arena, su paisaje hermoso teñido de sal y las dunas que se alzan al
pasar pintando cuadros impresionantes a nuestros pies me cautivan
cada vez que visito la isla.
Esas dunas son
llamativas, puedes quedarte observándolas largo rato, admirándolas
pero ¿sabes qué? no son estables, el viento las desdibuja y
traslada la arena fina y por momentos lo que era una cosa, se
debilita y se transforma en otra.
Todo esto me hace
pensar en unas palabras de Jesús cuando habló sobre edificar,
concretamente en la parábola de la casa sobre la Roca, en ella nos
enseña la importancia de los cimientos sobre los que edificamos, son
los cimientos los que sostienen la estructura de un edificio, son los
cimientos espirituales los que sostienen nuestra vida.
El Señor nos muestra
en el pasaje Mateo 7:24-27 que todo el que edifica sobre arena,
cuando llega
la tormenta, el viento,
las dificultades esa casa caerá y su ruina será grande, en cambio
el que edifica sobre la roca, cuando lleguen esas mismas situaciones,
su casa no se moverá, pues su cimiento es seguro.
“Todo el que escucha
mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su
casa sobre una roca sólida. Aunque llueva a cántaros y suban las
aguas de la inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se
vendrá abajo porque está construida sobre un lecho de roca. Sin
embargo, el que oye mi enseñanza y no la obedece es un necio, como
la persona que construye su casa sobre la arena. Cuando vengan las
lluvias y lleguen las inundaciones y los vientos golpeen contra esa
casa, se derrumbará con un gran estruendo”
Pero ¿a qué se
refiere Jesús cuando habla de edificar? Nos lo dice en el versículo
24, “el que escucha mis palabras y...” las pone por obra o no lo
hace, las sigue o no las sigue... Edificar es por tanto el acto que
hacemos con la su enseñanza, con su dirección, con su voluntad.
Muchas veces somos expertos en oír la Palabra, y es bueno y
necesario hacerlo, pero no todo se puede quedar en ser simples
oidores sino que tenemos que llevar a la vida práctica cada una de
las enseñanzas de la Biblia
“Mas sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores”, si esto hacemos estaremos edificando entonces
sobre la roca.
¿Edificarías tu hogar
aquí?
¿Edificarías tu casa
donde estarán todas tus pertenencias, donde dormirás, donde se
criarán tus hijos sobre esta arena? Creo que la respuesta es clara,
NO. Nadie en su sano juicio lo haría. ¿Por qué entonces con algo
tan trascendental como nuestra vida espiritual, de la que depende
nuestra vida eterna no lo tomamos tan seriamente a la hora de
edificar?
¿Somos conscientes de las consecuencias de esta realidad?
Cuando Dios habla en su
Palabra, te dirige, te aconseja, te exhorta, y quizá lo escuchas,
si, pero en lugar de ponerla por obra tienes en mejor estima tu
propia opinión o la de otros, o te dejas llevar por tus sentimientos
o por la situación por la que transitas, o por la prosperidad
económica que te hace depender de lo material, trabajo, capacidades,
autosuficiencia... todo esto son granos de arena que en un momento
determinado, y por la acción del viento, de las circunstancias,
cambian de posición, y todo lo edificado sobre ella se viene abajo,
¿no es absurdo hacer esto? ¡Pues cuántas veces lo hacemos, muchas
veces no del todo conscientes de ello, pero lo hacemos!
Este es un tema de tal
importancia como para tomarnos hoy un tiempo para evaluar,
reflexionar y orar. Si hasta ahora tu vida ha sido edificada sobre
el corazón engañoso, sobre la influencia de otros, sobre todo lo
que hemos mencionado anteriormente, es hora de salir de esa casa,
cerrar la puerta, dejarla atrás y comenzar a edificar sobre la
verdad bíblica, es decir, comenzar a poner en práctica todo aquello
que leemos en la Palabra, todo, sin fisuras, sin miramientos y solo
entonces estaremos edificando sobre Roca, estable, inamovible, eterna
que nos provee seguridad, gozo, paz, salvación.
Cuida tus cimientos,
siendo así, cuando venga la tormenta, el viento feroz, el día malo,
la incertidumbre, el dolor, permanecerás inamovible pues te sostiene
lo eterno, lo que nunca pasará aunque el cielo y la tierra pasen.
De esos cimientos
depende nuestro presente y nuestro futuro.
¿De verdad aún dudas
sobre donde edificar?
“Y todos bebieron la
misma agua espiritual. Pues bebieron de la roca espiritual que
viajaba con ellos, y esa roca era Cristo” 1 Corintios 1:4
Amada Esther gracias por estas enseñanzas llenas de espíritu y verdad. En todo amiga solo el Señor y su palabra. Gracias por ser un canal de bendición. Te dejo un gran abrazo y Dios te siga bendiciendo en todas tus áreas.
ResponderEliminarGracias hermana Brisa por compartir con nosotros estas hermosas enseñanzas, que no debemos olvidar. Dios te bendiga. Un abrazo.
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